Tras el retablo, frente a las pinturas del “Maestro de San Felices”
Recuerda que puedes descargarte este archivo siempre y cuando estés registrado.Por cierto, me llamo Juan y empecé como aprendiz en el taller que creó estas pinturas. Hoy nos han dado el nombre artístico de “maestro de San Felices”.
Nos llaman así porque las primeras muestras de nuestro arte las descubrió un tal García Guinea en la iglesia de San Felices de Castillería, aquí, en Palencia. La verdad es que decoramos otros muchos templos de la zona. Recuerdo, por ejemplo, los de San Cebrián de Mudá, Vallespinoso o Barrio de Santa María, incluso, iglesias de Cantabria, como la de La Loma, por citar unos pocos ejemplos.
Es fácil reconocer nuestro trabajo por los trazos y porque siempre utilizábamos la misma técnica. Aquí se ve muy fácilmente.
Si se fijan en los límites de la pintura, verán que, en primer lugar, aplicábamos una capa muy gruesa de cal y arena, sobre ella otra más fina de revoco y, posteriormente, la pintura. Es una pintura al temple, es decir, mezclábamos pigmentos naturales como el carbón, con agua y un aglutinante graso, como el huevo, e íbamos pintando en seco.