Junto a la puerta. Mirando al exterior
Recuerda que puedes descargarte este archivo siempre y cuando estés registrado.Llegados a este punto, me atrevo a sugerirles un sencillo juego. Sí, no se sorprendan una también tiene derecho a divertirse un poco y, además, nos ayudará a entender mejor el proceso constructivo de la iglesia.
Es fácil, han de buscar una inscripción…
¿La ven? Sí, está ahí junto a la puerta, en el muro derecho, más o menos, en la quinta hilera de sillares contando desde el suelo. Ahora sí, ¿verdad? ¿pueden leerla? Les ayudo, dice exactamente “Annis millenis conpletis atque ducentis”, traducido al castellano actual “Año mil doscientos”.
Esta inscripción es muy importante, por varios motivos. Primero, porque nos informa de que en esa fecha, en el año 1200, las obras de construcción de la iglesia debían andar muy avanzadas. Y segundo, porque, si se dan cuenta, quienes la grabaron contaban el tiempo en años. Quizá para ustedes esto no sea nada raro. Pero resulta que, en aquel momento, aquí, en estas tierras, seguíamos manejándonos en eras hispánicas. ¿Qué diferencia había? Muy sencilla, las eras hispánicas, comenzaban a contar el tiempo a partir del año 38 antes de Cristo. Es decir que si en algún otro lugar encuentran una inscripción expresada en eras, lo único que tienen que hacer para trasladarla a su tiempo es restarle 38 años.
Pero bueno, a lo que iba, quienes grabaron esta inscripción, los artífices de la reforma del templo, llegaron del otro lado de los Pirineos. Yo lo sé, porque fui quien encargó su contratación. Eran franceses, más en concreto, borgoñones.