Explanada frente a iglesia. A los pies de Monte Cildá
Recuerda que puedes descargarte este archivo siempre y cuando estés registrado.¡Hola! ¡Aquí! ¡Hola! Sí, justo en frente. Soy yo quien les habla, el monte. Mi nombre es Cildá, monte Cildá. Les doy la bienvenida a este pequeño, casi diminuto rincón, de la Montaña Palentina. Aunque pueda parecerles extraño, en este lugar, frente a la iglesia, a mis pies, confluyen siglos de historia, de vida y de grandes batallas.
No son pocos quienes piensan que muy cerca de esta explanada, se situaba tiempo ha, la histórica ciudad cántabra de Vellica. Un núcleo fortificado, frente a cuyas murallas dos grandes pueblos dirimieron su destino. Los cántabros, bravos y acostumbrados a la guerra de guerrillas, frente a los romanos, la Legio IV Macedónica, comandada, según relatan, por el emperador Augusto.
Aún recuerdo el restañar de las falcatas hispánicas contra las gladius. Más o menos, desde aquí, desde este lugar, un nervioso y excitado Augusto, observa con aparente impavidez la lucha. El primer gran enfrentamiento entre cántabros y romanos. No sin esfuerzo, las tropas de Augusto rubrican su primera victoria, dentro del proceso conocido como Guerras Cántabras. Casi diez años de combate, de sangre, de resistencia y devastación, que acabaron con la ocupación definitiva del Norte de Hispania por los romanos. Cuentan, que muchos guerreros cántabros prefirieron morir antes de someterse a Roma. Tal fue su valor y arrojo que, al parecer, Augusto jamás reconoció la victoria.
Quizá, en alguna ocasión han oído hablar de los “lugares de poder”, de enclaves, que de una u otra forma, por sus características, por su ambiente, están cargados de fuerza y misterio. Sitios que te atraen e incluso te atrapan. Si realmente existen, sin duda, éste, como podrán comprobar, es uno de ellos.