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Desencriptada una enigmática carta del archivo de la familia Borja

Desencriptada una enigmática carta del archivo de la familia Borja

En el verano de 2024, las redes sociales de los Archivos Estatales pidieron la colaboración de los usuarios para poder desencriptar una misteriosa carta custodiada en el Archivo Histórico de la Nobleza, que parecía estar relacionada con la famosa familia Borja. 

Varios usuarios comenzaron a lanzar propuestas afirmando que habían hecho uso de la Inteligencia Artificial para poder desencriptarla. Desafortunadamente, los técnicos del Archivo Histórico de la Nobleza respondieron a través de la prensa que los resultados obtenidos de forma automatizada no eran fiables.

Lejos de quedarse en una anécdota, el Archivo Histórico de la Nobleza ha ido recibiendo periódicamente correos de diferentes usuarios que han seguido interesados en la desencriptación de la carta. Curiosamente, el doctor en filología Alfonso Boix Jovani y el doctor en sociología Francesc J. Hernández Dobón, proporcionaban, por separado, dos resultados altamente semejantes, mediante el uso de dos estrategias distintas de desencriptación, lo que sugiere que la complementariedad de ambas aportaciones ha permitido resolver el misterio que planteaba la codificación del texto.

Sin inteligencia artificial

El mecanismo de desencriptación usado por Boix es especialmente didáctico para poder encontrar codificaciones en el futuro por parte de los archiveros y los investigadores, puesto que no hace uso de la Inteligencia Artificial. El primer paso es buscar patrones comunes o segmentos del discurso que se repiten con cierta asiduidad. Boix destacó la palabra «gms», y siguiendo el principio estadístico formulado por el lingüista George Kingsley Zipf, determinó que no se trataba de tres letras escritas al azar, sino que se correspondía con un idioma real.

En este caso, por ser una carta encontrada en el fondo de los duques de Gandía, era lógico apostar por que el texto estuviera escrito en catalán/valenciano, por lo que «gms» podía equivaler a alguna palabra muy común de tres letras, como «del» o «que». Boix apostó por la segunda opción, debido al parecido entre g y q, mientras que m podía tener cierta semejanza morfológica con la vocal u. Por lo tanto, la s final de «gms» podía ser una e.

Al revisar el texto a partir de esta premisa, y habiendo despejado la primera vocal, Boix se percató de la pareja de letras formada por s minúscula y s alta (representada como ʃ ), tales como «sʃ» o «ʃs», las cuales podrían ser «es» y «se», respectivamente. La palabra «ds», que significaba «de», advertía que el texto había mantenido las consonantes en su posición correcta en cada palabra, pero las vocales habían sido substituidas por consonantes. Para saber qué consonantes equivalían a vocales, cabe destacar de nuevo las palabras: «sʃ» «ʃs». En ellas habría una duplicidad de eses, por lo que era necesario buscar parejas de consonantes iguales.

Dicho de otro modo, Boix pretendía buscar el mismo fonema consonántico transcrito con dos grafías diferentes, y, a partir de él, ir probando posibles valores hasta dar con las equivalencias correctas. A partir de aquí, y por medio del proceso ensayo-error, se establecieron las siguientes parejas consonánticas:

  • C/A: la consonante "c" (o, en casos puntuales, "ç") se representa con la consonante precedida por una pequeña barra vertical "׀c", mientras que la "c" en solitario equivale a la vocal "a".
  • S/E: el símbolo ʃ representa la letra "s" y la consonante "s" a la vocal "e".
  • B/I: la vocal "i", y por extensión la consonante "j", se representa con una "b" cuyo astil se alarga hasta curvarse, casi como un 6, recordando quizás la б del alfabeto ruso. Por otro lado, la consonante "b" se representa con la misma letra.
  • L/O: La consonante "l" representa a la vocal "o", mientras que la consonante "l" se representa por la grafía griega lambda λ.
  • M/U: la vocal "u" se representa con una "m" minúscula, mientras que la consonante "m" es siempre una "M" mayúscula.
  • G/Y: la consonante "g" equivale a "q", mientras que la "y" sirve como conjunción copulativa, a la vez que también equivale al fonema /g/ cuando aparece integrada en una palabra. Esto es quizás debido a su semejanza con la letra griega gamma γ.

Con ayuda de Inteligencia Artificial

Por otra parte, Hernández usó una Inteligencia Artificial especializada en lenguaje (CLAUDE), la cual nos sirve de ejemplo para valorar que dicha tecnología nos puede ayudar a sacar las primeras claves para la desencriptación, pero aún es muy necesaria la intervención humana para afinar el resultado en textos históricos.

Hernández le indicó a la IA que el texto podía estar escrito en valenciano, castellano o latín y que unas letras se habían substituido por otras. La IA procedió a realizar un recuento de frecuencias de letras, destacando λ, s, c y la combinación «gms», la cual propuso interpretar como «que». Con ello, la IA descartó el latín, y apostó por afirmar que el texto estaba escrito en lengua romance, debido a la frecuencia de la letra s final y el uso de las palabras cortas.

A partir de estas primeras propuestas, la IA realizó la substitución de «gms» por «que», aunque Hernández le advirtió de que «gns» podría ser un error ortográfico. A partir de la substitución de estas letras, la IA propuso que «ds» podía ser «de» y «nl» podía ser «no», mientras que Hernández le introdujo observaciones propias, tales como que «λo» fuera «lo».

Una vez aplicados estos primeros criterios, Hernández nos ha insistido en advertir que prosiguió preguntando con cautela para no dotarla de falsas pistas. En este contexto, la IA fue capaz de detectar palabras más complejas, como "Barcelona" o "Montserrat", así como otras como “present” que le hacían descartar definitivamente el latín y el castellano como lengua del documento, y decantarse por el valenciano. Además, el uso de otras palabras como “temporal” y “espiritual” le animaba a proponer que era un documento eclesiástico.

Llegados a este punto, la desencriptación ya podía realizarse de forma manual, sustituyendo letras, aunque Hernández, al igual que nos informó Boix, indicó que el autor del documento no era una persona cuidadosa, porque cometió errores de encriptado y la separación de las palabras no era siempre la correcta.

El contenido de la carta

El documento encriptado comienza dando acuse de recibo de una carta que el receptor de este texto había enviado desde Montserrat, pudiendo ser interpretado como la abadía benedictina barcelonesa situada en la montaña del mismo nombre o en menor probabilidad el municipio valenciano situado en la comarca de la Ribera Alta.

A su vez, se informa de que el emisor de este documento estaba esperando una segunda carta que se debería de escribir desde la ciudad de Barcelona. Dicha carta no debía haberse escrito aún, puesto que el emisor le insta a hacerlo y le dice que aún no ha llegado ninguna misiva a a sus manos, le escribe esta otra encriptada para avisarle.

El emisor de este texto, suplica que en la carta que está esperando le sea avisado literalmente “de todo”, o dicho de otro modo, tanto de los asuntos espirituales como los temporales, siendo esta expresión una posible pista de que el mensaje es emitido por una persona del estamento eclesiástico.

Aunque el receptor de esta carta esté claramente situado en Barcelona, el emisor usa unos tiempos verbales más propios de Valencia. Los asuntos temporales, a los que se refiere, parecen estar relacionados con dos miembros del estamento privilegiado, a los que califica de señores, aunque encripta su identidad con el uso de las letras ·DA·DI·. Esto es curioso, porque la letra “a” no ha sido encriptada, rasgo que mantendrá en la mayoría de los nombres propios abreviados.

A continuación, el emisor le menciona unas revoluciones realizadas por un personaje o lugar que encripta con las letras ·FA·, sobre el cual Hernández propuso ser Francia. Teniendo en cuenta que los rasgos paleográficos del documento lo datan entre finales del siglo XVI y principios del XVII, no es descabellado pensar que el término revolución pueda estar refiriéndose a las agitaciones vividas en Cataluña a principios del 1600, lo cual está a su vez relacionado con los proyectos fiscales y militares del conde duque de Olivares, como la Unión de Armas de 1626, o la declaración de guerra que realizó la monarquía francesa contra la hispánica en 1635. Otra opción cronológicamente posible, pero menos probable, con el término revolución, sería la expulsión de los moriscos de 1609. Dicho esto, el emisor del mensaje insiste en conocer qué está sucediendo en Barcelona y, más concretamente, en el camino de Barcelona, que seguramente es una referencia al camino real que comunicaba Valencia y dicha ciudad.

También muestra interés en saber cómo le van las cosas a otro personaje al que encripta como ·C·V·R· o ·A·V·R si en este caso sí ha encriptado la primera vocal, y en especial en cómo le va con sus compañías domésticas y con una persona llamada ·FI·, quedando la letras “i” sin encriptar. También hace referencia a otra persona llamada ·RA·, además de preguntar si siguen existiendo rencores contra otro personaje llamado ·INU·.

Por otra parte, el emisor informa de que un arzobispo, que por la lógica de la variante verbal utilizada podíamos pensar que es el de Valencia, hubiera hecho mucho caso al receptor de este texto porque allí donde estuviese el arzobispo aún se creía que el receptor de este mensaje no se detendría. De ello entendemos que podría estar refiriéndose o bien a no pararse en un lugar concreto, como es Barcelona, o bien a no dejar de hacer una acción o una misión concreta.

Las acciones del receptor de este mensaje, al parecer, son muy importantes, puesto que se espera que aquello que esté sucediendo cambiará. Este cambio se simboliza con la expresión “bebiendo las aguas del Tíber”, y reafirma que eso será así porque el agua de dicho río transforma las personas. Este comentario es uno de los más inquietantes porque hay que recordar que el II duque de Gandía perteneciente a la familia Borja, Juan de Borja Cattanei apareció muerto en dicho río romano en 1497, con muestras de haber sido apuñalado.

El asunto aumenta en interés cuando el emisor de este mensaje afirma que, si el receptor tiene ese mismo pensamiento, le avise antes de que éste materialice dicho cambio. Terminando el primer párrafo afirmando que en el lugar de donde fue enviado este mensaje seguía todo como es de costumbre.

La segunda parte del mensaje encriptado empieza con una crítica a una persona llamada ·BO·, a quien se le acusa de que nunca reza, ni tampoco obedece al receptor de este mensaje. A continuación, vuelve a referirse a los ·DA·DI· para decir que aunque éstos sí lo hagan, se quería substituir a alguien en su lugar, quizás refiriéndose a un cargo eclesiástico. Además, un tal Onofre les tenía que ayudar simbólicamente a sacar lo que tienen en el corazón. A modo de despedida, el emisor suplica a Dios que deje regir al receptor con sabiduría, tal como lo desean aquellos que le quieren. El uso del verbo regir quizás nos indica que el receptor tiene un cargo de relevancia.

Finalmente, la carta termina con un último aviso. Para ello se menciona a un duque, lo que podría descartar a los duques de Gandía como receptores o emisores de esta carta encriptada. En el aviso se dice que el duque estaba enojado porque el receptor no se había sentado en su mesa. 

Un artículo de Redacción Cultura+
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