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La cueva de Altamira y el arte rupestre paleolítico del norte de España

La cueva de Altamira y el arte rupestre paleolítico del norte de España

La cueva de Altamira fue inscrita en la Lista de Patrimonio Mundial de UNESCO en 1985, en un momento en que la Lista se nutría de aquellos sitios indiscutibles, ya reconocidos por su valor para toda la Humanidad. Considerada una obra maestra, representativa por sus técnicas, estilos y temas del arte rupestre paleolítico, Altamira sumaba, como valor adicional, ser el primer sitio donde se identificó este tipo de arte a fines del XIX. Pero no hay que olvidar que uno de los requisitos necesarios para la inscripción de cualquier bien es el buen estado de conservación y, en su evaluación, se destacaron las medidas adoptadas por el Gobierno de España para resolver el riesgo para su conservación que las visitas masivas de los años 60 y 70 habían generado, y la creación en 1979 del Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira como institución para su gestión integrada. 

Ampliación del bien 

Altamira no es un caso aislado ni único en esta expresión cultural común que es el arte rupestre del Paleolítico superior, con particular desarrollo en la zona franco-cantábrica y en especial en el norte de España. Por ello, las Comunidades Autónomas de Principado de Asturias, Cantabria y País Vasco junto con el Ministerio de Cultura trabajaron en un expediente de ampliación del bien que fuera representativo de este fenómeno cultural. Esta nueva candidatura se presentó conforme a la Estrategia Global para una lista de Patrimonio Mundial equilibrada, representativa y creíble adoptada por UNESCO en 1994 que recomendaba no centrarse en monumentos aislados sino en fenómenos culturales complejos y multidimensionales representativos de formas de vida, creencias o sistemas de conocimiento. 

Tras una selección de yacimientos para la nueva candidatura, La Peña de Candamo, Tito Bustillo, Covaciella, Llonín y El Pindal en Asturias, Chufín, Hornos de la Peña, El Pendo, La Garma, Covalanas, Las Monedas, La Pasiega, Las Chimeneas y El Castillo en Cantabria, Santimamiñe, Altxerri y Ekain en País Vasco entraron a formar parte del bien Cueva de Altamira y el arte rupestre paleolítico del norte de España inscrito en la Lista en 2008 como extensión de la inscripción de Altamira en 1985. 

Declaración retrospectiva 

La Declaración Retrospectiva del Valor Universal del bien, adoptada por el Centro de Patrimonio Mundial en 2021 reseña que este Bien ilustra completa y significativamente el primer arte de la humanidad, desarrollado durante un periodo muy largo de la historia de homo sapiens, testimonio de su genio creativo (Criterio I) y de las formas de vida del Paleolítico superior, periodo en que los grupos de cazadores recolectores lograron una relevante expresión artística, simbólica y espiritual (Criterio III). Se reconoce también que las 18 cuevas poseen todas las características de este tipo de arte, que las medidas de protección legal y física y de gestión son adecuadas, y que todo ello es garantía de la integridad y autenticidad del Valor Universal Excepcional otorgado. 

En un ejemplo de colaboración entre Administraciones, en 2007 se creó la Comisión de Coordinación del Bien para coordinar programas, planes y proyectos de actuación, aunando esfuerzos para la mejor conservación, protección, investigación y uso social de todas las cuevas integrantes del Bien. Así, el arte rupestre paleolítico del norte de España, en su consideración como Patrimonio Mundial de UNESCO, es hoy objeto de una gestión responsable, compartida por las administraciones titulares y los técnicos gestores, que contribuye a crear modelos o, al menos, buenas prácticas en la gestión de un patrimonio tan frágil como excepcional como es el arte rupestre. 

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Un artículo de Pilar Fatás Monforte
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